Debemos tener en cuenta que, como el yoga es una práctica antigua, a lo largo de los siglos la forma de practicar ha cambiado.
Inicialmente (en el período védico) asana literalmente significaba asiento. Asana es el asiento de la mente, el asiento para la mente.
Pronto con la visión del Tantra aparece una inclusión del cuerpo dentro del proceso de meditación. Asana es construido con la mente y se proyecta sobre el cuerpo.
Asana es el espacio creado para el asiento de la mente, y la mente se convierte en el asiento del yo del corazón.
En la visión india, el universo surge de la mente, y es la mente la que crea la materia.
El cuerpo expresa la firmeza y la estabilidad de la mente (no al revés). La verdadera naturaleza del yogui proviene del corazón a la mente y la mente al cuerpo.
Asana abre la puerta al inconsciente, el cuerpo entra en armonía con el corazón.
Asana debe ser estable, firme y cómodo. Hasta que consigas estabilidad en la posición, no estás exactamente en asana. Para ajustar la estabilidad es necesario desarrollar permanencia con conciencia respiratoria, concentración, autoestudio. El control sobre la respiración permite un mejor control de todos los procesos conscientes. Donde va tu pensamiento, tu energía también va.
Asana es un poderoso ejercicio de atención y concentración. Estas posturas hacen que el practicante se sumerja en su cuerpo y se concentre completamente en él, lo cual es un paso hacia la meditación.
«Sthira sukham ásanam» Patañjali (Yoga Sutra)
‘ásana é a postura, firme e confortável’
Namaste!
Mariana Gelfman
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